viernes, 15 de julio de 2016

¿Qué tipo de intervención educativa reclama la competencia informacional?

El desarrollo de destrezas informacionales no es innata, debe ser conducida de forma intencional por medio de una intervención educativa progresiva. Los modelos teóricos existentes en competencia informacional son pautas necesarias pero no resultan útiles en la práctica educativa.

Porqué las demandas informativas que suelen abordarse en las aulas a partir de las cuales podemos facilitar estos aprendizajes, difícilmente requieren de todas las fases descritas en los modelos de competencia informacional. Y estas fases pocas veces se ejecutan de forma lineal.

Al mismo tiempo nos encontramos que los contextos de búsqueda pueden diferir mucho entre sí, aun cuando el proceso se dirija a un mismo objetivo o tengan aparentemente una dificultad similar. En esta situación los listados de procesos de búsqueda predeterminados y de competencias prefijadas resultan poco útiles para el diseño didáctico de situaciones de aprendizaje para el desarrollo de la competencia informacional.

Así pues ... ¿cuál debería ser la estrategia?

Los aprendizajes deben diseñarse a partir de situaciones reales y contextos específicos. Nuestro objetivo es diseñar tareas que permitan aprender a afrontar con éxito distintos problemas o situaciones en las distintas fases del proceso de gestión de la información (la búsqueda, recuperación, análisis, tratamiento, comunicación y aplicación), incorporando niveles de complejidad. 

Ante estas consideraciones didácticas... ¿para qué sirven los modelos teóricos? Los modelos que se han elaborado en la última década sobre competencia informacional son útiles para aplicar en el ámbito de la organización escolar (a nivel curricular y de coordinación pedagógica), como instrumentos para fijar marcos generales para la articulación de contenidos, para identificar metas educativas y con ello establecer para las programaciones nodos de conexión entre las competencias básicas y los contenidos de las áreas. A este fin responde el modelo de las Tres Fases (Blasco; Durban, 2012) que ha venido implementándose en los últimos años en el sector educativo. 

Pero la práctica educativa de la competencias informacional debe orientarse con otras premisas. Dos son las estrategias básicas a introducir en el centro educativo a nivel general: 

1. Fomentar la investigación como método para aprender. Representa apostar por organizar la práctica educativa bajo los principios de la indagación, la creatividad y la comunicación, desarrollando de este modo situaciones de aprendizaje significativas y contextualizadas como por ejemplo los trabajos por proyectos. 

2.  Diseñar aprendizajes específicos en forma de programas. Representa realizar actividades concretas que pueden ser abordadas en una materia o de forma general desde la biblioteca escolar considerando su característica curricular de contenido transversal. Pueden tener forma de talleres y abordar técnicas y estrategias muy específicas. 

Sin duda alguna la estrategia didáctica más favorecedora para el desarrollo de la competencia informacional son los proyectos de investigación.  Estas actividades implican una constante interacción con la información y movilizan de forma práctica y situada habilidades y destrezas  de diversa índole. La investigación es un método para aprender y es al mismo tiempo un instrumento para aprender a aprender. Su potencial didáctico es enorme. También son oportunidades para la formación en competencia informacional las tareas informacionales que se activan en el aula de forma natural dentro de la realización de un proyecto específico.

La finalidad última de todas estas propuestas didácticas es provocar en el aula el razonamiento. Generar una cultura del pensamiento. Activar de forma explícita destrezas de pensamiento específicas. Enseñar a pensar de forma que el individuo pueda tener autonomía intelectual y recursos cognitivos sólidos para comprender, valorar información y crear conocimiento propio. 

El contexto actual reclama una escuela centrada en el desarrollo del pensamiento. El desarrollo de las capacidades intelectuales constituye uno de los objetivos educativos básicos e imprescindibles en el marco de la cultura digital y la sociedad red. Hemos de dar el salto de una cultura del aprendizaje basada en reproducir saberes previamente establecidos a otra que esté centrada en la comprensión, el análisis crítico y la creación. 

Así pues el reto educativo como indica Edgar Morin reiteradamente es de alto nivel. Hay que sustituir un pensamiento que aísla y separa, por un pensamiento que distingue y conecta. Hay que sustituir un pensamiento disyuntivo y reduccionista por un pensamiento de la complejidad que contextualiza y globaliza