lunes, 2 de junio de 2014

Necesidades y peculiaridades del espacio de la biblioteca escolar. Su evolución hacia usos más flexibles y sociales

Las bibliotecas escolares precisan entornos físicos acogedores y sociales para responder a la implementación de un modelo de biblioteca donde lo primordial son las personas y la actividad que desarrollan dentro de la comunidad escolar, no la organización de los materiales.

Así pues si las bibliotecas son entornos sociales necesitamos abordar sin temor cambios estructurales y cierta desmaterialización de sus espacios. Ello implica desprenderse de todo aquello que realmente ya no es necesario.

El objetivo es conseguir que el espacio físico de la biblioteca pueda ser un espacio amplio y diáfano para generar ambientes que permitan a las personas disponer de la movilidad que desean en un entorno que acoge diversidad de usos y propuestas. 

La acción formativa en el fomento de la lectura y uso de la información, las acciones de apoyo curricular en referencia al acceso a los recursos, y la función socializadora de la biblioteca dentro de la comunidad educativa marcan las necesidades y las peculiaridades de unos espacios que evolucionan hacia usos más flexibles y sociales.

Estos usos implican como hemos dicho la necesidad de abordar cambios estructurales y estéticos pero también precisan replantear la actual disposición física de los materiales de lectura. Son dos premisas que se complementan. Representan los dos ejes de actuación para la remodelación de los espacios físicos de las bibliotecas escolares. 

La biblioteca como centro de recursos ya no puede actuar como contenedor o depósito aunque todo el material que disponga esté ordenado y sea de fácil localización. La sobredosis informativa ha llevado a las nuevas generaciones a unas dinámicas informacionales distintas. Nos damos cuenta que de forma generalizada priva el "desapetito" y una muy baja motivación para la búsqueda personal. Chicos y chicas están acomodados en  la actitud de aquel que solo mira y recibe. En este contexto la biblioteca resulta compleja para muchos de ellos.

Por esta razón la sala de lectura ha de generar un ambiente que sea realmente propicio al encuentro con los libros y al descubrimiento de lecturas. La biblioteca en si toda ella debe transformarse en un gran escaparate que muestra y expone con estrategias diversas los recursos que contiene. 

Es así como la biblioteca escolar puede alzarse dentro del centro educativo como un agente cultural de primer orden. No únicamente por la valúa de sus materiales sino también por la actividad y las acciones que en ese espacio se generan. Se trata de experiencias formativas y servicios de información generales para toda la comunidad.

Las bibliotecas actúan de forma proactiva. Esta es una premisa que no solo afecta al entorno virtual sino también al entrono físico. Los libros han de reclamar nuestra atención. Es por ello que tenemos que replantear la forma con la que normalmente los hemos organizado, empezando a romper ciertas estructuras heredadas de la cultura industrial. El hecho de distribuir en hileras los libros y actuar con acumulación, o considerar el orden como paradigma, no ayuda. Ahora necesitamos avanzar hacia dinámicas más abiertas y flexibles.