lunes, 27 de mayo de 2013

Selecionar recursos digitales desde la biblioteca escolar. Gestionar entornos de aprendizaje focalizados en proyectos concretos

En referencia a cómo la biblioteca escolar puede dar acceso a los recursos digitales hay que centrar la acción de la biblioteca en la realización de tareas de filtro y redistribución de recursos pero focalizados en proyectos concretos. ¿Qué necesitamos?: ¿una biblioteca digital escolar pensada como colección o una plataforma que aglutine entornos virtuales para el aprendizaje?

Es importante considerar que la selección de recursos es desde la biblioteca y no para la biblioteca.  Es un servicio para facilitar el acceso, no un servicio para explotar una colección. La información digital fluye y no la podemos retener en contenedores cerrados sino solo expandir desde repositorios flexibles y abiertos adecuados a las edades de las personas que deben consultarlos. El objetivo es administrar o gestionar entornos informativos de aprendizaje a través de una plataforma virtual propia. Para ello las herramientas 2.0 están a nuestra disposición.

La biblioteca escolar con los recursos digitales ha de llevar a cabo una labor de filtro y redistribución. Es una labor de gran valúa ya que tiene un grado importante de dificultad porqué la acción de filtrado implica valoración y selección. Y la acción de distribución implica dispensar y repartir. ¿Sobre qué criterios y para qué realizaremos esa labor?

No es cuestión solo que los contenidos que se seleccionen sean relevantes sino que sean realmente pertinentes. Que sean útiles para aquello que se precisa. Esta es la clave de los criterios o de la política de gestión de contenidos. Si el objetivo es tener un "corpus bibliotecario", una "colección", necesitamos recursos relevantes. Pero si lo que queremos es focalizar en proyectos o demandas concretas procedentes de las aulas, lo que necesitamos son recursos pertinentes, es decir recursos que respondan a una necesidad informativa concreta que haya sido planteada.
  • En primer lugar se precisa disponer de unos criterios muy claros y estrictos de filtro y selección (una política de gestión de contenidos propia) que incluya por un lado aspectos concretos de la etapa educativa (el nivel) y aspectos concretos del contexto social y cultural donde está el centro. Hay un tipo de recursos generales que pueden ser para todos los centros de una misma comunidad autónoma pero otros recursos están más vinculados a aspectos concretos: provincia, municipio... 
  • En segundo lugar se precisa una concreción muy exacta de las necesidades que se quieren cubrir: los contenidos específicos de las áreas o de los proyectos. Es más fácil empezar por los proyectos porque es más concreto..... (aquí se requiere la colaboración del profesorado o un conocimiento propio del tema...)
  • En tercer lugar se precisa escoger la herramienta o herramientas digitales en función de dos premisas: que sea adecuada a la etapa educativa que la ha de utilizar ( la edad de los chavales...) y que las herramientas que disponga para recuperar la información sean útiles e intuitivas (con lenguaje natural y uso de etiquetas).
Con estas consideraciones ya podemos abordar la búsqueda de recursos digitales de forma intensiva pensando en primer lugar en rastrear los portales educativos de referencia que tenemos a nuestra disposición. Desde la biblioteca escolar podemos movilizar nuestra comunidad educativa hacia la construcción colectiva de colecciones digitales desordenadas pero accesibles a través de etiquetas y taxonomías múltiples. Es imprescindible que alguien desarrolle la función de crear en las organizaciones este tipo de pasarelas de información enfocada pensadas como un servicio a la comunidad para neutralizar la sobrecarga informativa.